“LA PERCEPCIÓN DEL TIEMPO DE CLAUDIA HAMMOND” CONCLUSIÓN.
Pero, curiosamente, somos más propensos a recordar vívidamente experiencias que tuvimos entre las edades de 15 y 25. Lo que las ciencias sociales podrían llamar simplemente “nostalgia”, algunos psicólogos lo han denominado como el: “bache de reminiscencia” y, Hammond sostiene, podría ser la clave de por qué sentimos que el
La distorsión del tiempo. Explorando cuestiones tan filosóficamente interesantes y cómo nuestros relojes internos dictan nuestras vidas.
tiempo se acelera a medida que envejecemos:
El “bache de reminiscencia” implica no sólo el recuerdo de los incidentes; incluso nos acordamos de más escenas de las películas que vimos y los libros que leemos en nuestra adolescencia y nuestros primeros años veintes. … La protuberancia puede dividirse aún en más —los eventos noticiosos grandes que recordamos mejor, tienden a haber sucedido antes en el “bache”, mientras que nuestras experiencias personales más memorables están en la segunda mitad.
[…]
La clave del “bache de reminiscencia” es la novedad. La razón por la que recordamos nuestra juventud tan bien es que se trata de un periodo en el que tenemos más experiencias nuevas que en nuestros treintas o cuarenta años. Es un momento para primicias —primeras relaciones sexuales, primeros trabajos, primeros viajes sin los padres, primera experiencia de vivir fuera de casa, la primera vez que realmente conseguimos muchas opciones sobre la forma en que disfrutamos nuestros días. La novedad tiene un impacto tan fuerte en la memoria que incluso dentro del “bache” recordamos más desde el inicio de cada nueva experiencia.
Lo más fascinante de todo, sin embargo, es la razón de que el “bache de reminiscencia” ocurre en primerito lugar: Hammond sostiene que debido a que la memoria y la identidad están tan estrechamente entrelazados, es en esos años de la formación, cuando estamos construyendo nuestra identidad y encontrar nuestro lugar en el mundo, que nuestra memoria se enganche en detalles particularmente vivos con el fin de utilizarlos más adelante en el fortalecimiento de la identidad. Curiosamente, Hammond señala, las personas que se someten a una importante transformación de la identidad en el futuro —por ejemplo, cambiar de carrera o que salen— tienden a experimentar un segundo golpe de identidad, que les ayuda a conciliar y consolidar su nueva identidad.
Entonces, ¿qué nos hace que los acontecimientos y fechas sean más precisos? Hammond resume la investigación:
Asi que es más probable que recuerde el momento de un hecho si era realmente distintivo, vivo, que se involucra uno mismo y es un cuento que se ha contado muchas veces desde entonces.
Pero uno de los casos más encantadores del “tiempo-deformación” es lo que Hammond llama la paradoja de vacaciones —”el sentimiento contradictorio de un buen día de fiesta que esta silbe al máximo), que todavía se siente mucho muy enorme en periodo cuando uno mira hacia atrás. (Una “traducción americana” podría ser: The Vacation Paradox.) La explicación de sus mecanismos subyacentes es una reminiscencia de la teoría del choque entre el “yo experimentar” y el “yo recuerdo” del legendario psicólogo Daniel Kahneman. Hammond explica:
La paradoja de las vacaciones es causada por el hecho de que vemos el tiempo en nuestras mentes de dos maneras muy diferentes —prospectiva y retrospectivamente. Por lo general, estas dos perspectivas coinciden, pero es en todas las circunstancias donde remarcamos sobre la extrañeza del tiempo cuando no lo hacen (coincidir).
[…]
Constantemente utilizamos tanto la estimación prospectiva y retrospectiva para evaluar el paso de tiempo. Por lo general, están en equilibrio, pero experiencias notables perturban el equilibrio, algunas veces de manera muy dramática. Esta es también la razón por la que nunca te acostumbras, y nunca lo harás. Vamos a seguir percibiendo el tiempo de dos maneras y continuamente vamos a seguir siendo golpeados por su rareza cada vez que nos vamos de vacaciones.
Al igual que el “bache de reminiscencia,” la paradoja de las vacaciones tiene que ver con la calidad y la concentración de nuevas experiencias, especialmente en el contraste de las rutinas diarias familiares. Durante la vida ordinaria, el tiempo parece pasar a un ritmo normal, y usamos marcadores como el inicio de la jornada de trabajo, los fines de semana, y la hora de acostarse para evaluar el ritmo de las cosas. Pero una vez que nos vamos de vacaciones, la estimulación de nuevas lugares, sonidos y experiencias inyectan una cantidad desproporcionada de novedad que hace que estos dos tipos de tiempo se desalinien. El resultado es una percepción distorsionada de tiempo.
En última instancia, esta fuente de gran misterio y frustración también mantiene la promesa de gran liberación y empoderamiento. Hammond concluye:
Nunca vamos a tener un control total sobre esta extraordinaria dimensión. El tiempo se tuerce y nos hace confundir y nos desconcierta y nos entretiene a pesar de todo, por mucho que queramos aprender acerca de sus capacidades. Pero cuanto más aprendemos, más podemos dar forma a nuestra voluntad y al destino. Podemos reducir la velocidad o acelerar. Podemos aferrarnos al pasado de forma más segura y predecir el futuro con mayor precisión. El viaje en el tiempo mental es uno de los regalos más grandes de la mente. Nos hace humanos, y nos hace especiales.
La distorsión del tiempo, una buena adición de lectura, en estos tiempos, explorando cuestiones tan filosóficamente interesantes y útiles en la práctica, en cómo nuestros relojes internos dictan nuestras vidas, lo que podría ser el ritmo óptimo de productividad, y por qué habitar nuestra vida con su presencia es la única manera de dominar el tiempo. Combínalo con esta historia visual notable de: ”Las representaciones de la humanidad en el tiempo.”
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Vocabulario:
Empoderamiento.- Que da poder.
Bibliografia:
Daniel Kahneman: (Nacido el 05 de marzo 1934.) Es un psicólogo israelí-estadounidense notable por su trabajo en la psicología de juicio y la toma de decisiones, así como la economía del comportamiento, por el que fue galardonado con el Premio Nobel 2002 Memorial en Ciencias Económicas (compartido con Vernon L. Smith). Sus conclusiones empíricas desafían la suposición de la racionalidad humana que prevalece en la teoría económica moderna.
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