“LA AMISTAD DE EMERSON.” PARTE 2.
Para Emerson, la amistad no es algo que pueda disiparse o modificarse o ser forzado sino, más bien, es el subproducto natural de nuestra interacción con el mundo. Un siglo y medio atrás de la era moderna del web social, él lo adorna con plumas de un verdadero pasaje que suena con una extraordinaria intensidad y que conserva su presencia aun en nuestra era actual:
Tejemos redes sociales en voluntad nuestra, una nueva red de relaciones; y, como muchos pensamientos en
sucesión se sustentan a sí mismos, lo haremos por-y-por colocarnos en un nuevo mundo de nuestra propia creación, ya sin haber extranjeros y peregrinos desde la lejandad en un globo tradicional. Mis amigos han venido a mí sin buscarlos.
En lo más profundo de las amistades, Emerson encuentra un elemento de ensueño en como los dos amigos amplifican la bondad de los demás a través de una generosidad sin límites del espíritu:
Tengo que sentir orgullo de los logros de mis amigos como si fueran míos, y propiedad en todas sus virtudes. Siento como una cálida bienvenida cuando el amigo se es alabado, como el amante cuando oye aplausos de su doncella comprometida. Siempre se sobre-estima la conciencia de nuestro amigo. Su bondad parece mejor que nuestra bondad, más fina su naturaleza, sus tentaciones parecen menos. Todo lo que es suyo, – su nombre, su forma, sus vestidos, libros e instrumentos, – Mejoran la fantasía. Nuestros propios pensamientos suenan nuevos y más grandes en su boca.
Pero incluso en lo más absoluto de las amistades, Emerson argumenta, tienen un cierto ritmo de la presencia y la ausencia, un ritmo natural de las “idas y venidas” que deben ser respetadas y no se lamenten como una debilidad en la relación:
Los ambientes propios del alma con los amigos, pueden entrar en un auto-conocimiento o fase de soledad
grandiosa; y fluye sola, por una temporada, que puede y exalte su conversación o sociedad. Este método traiciona a sí mismo a lo largo de toda la historia de nuestras relaciones personales. El instinto de afecto revive la esperanza de la unión con nuestros compañeros, y la sensación de regresar del aislamiento nos salva de la persecución. Así, cada hombre pasa su vida en la búsqueda de la amistad, y si debe de registrar su verdadero sentimiento, podría escribir una carta como ésta, a cada nuevo candidato por su amor:
Estimado amigo: –
Si yo estuve seguro de ti, seguro de tal capacidad, asegúrate de que coincide mi estado de ánimo con el tuyo, yo nunca pensaría de nuevo en nimiedades, en relación con las “idas y venidas”. Yo no soy muy sabio; mis estados de ánimo son bastantes accesibles; y yo respeto tu genio; que es para mí aún insondable; sin embargo, me atrevo no presumo en ti una inteligencia perfecta hacia mí, y así tú eres para mí un delicioso tormento. Tuyo siempre, o nunca.
Continuará …