“¿QUE ES EL YIN Y EL YAN DE LA ESCRITURA?” PARTE 2.
Pero más ser una persona meramente indulgente o caprichosa, Poe sostiene que los márgenes que son; un “patio de recreo” para las ideas y para el discurso intelectual— tanto con el autor, así como con la propia mente y su parte más desinhibida:
“Todo esto puede ser capricho; puede ser no sólo una parte muy manida, sino una práctica muy inactiva; —Sin embargo, todavía persisto en ella; ya que me brinda placer;
que es el lucro. . . . Esto de hacer series de notas, sin embargo, de ninguna manera es la realización de meros memorandos —una costumbre que tiene sus desventajas, mas allá de toda duda. . . . De hecho, si usted desea no olvidar nada sobre, tome nota de que esto va a ser recordado.
Pero los apuntes puramente marginales, de hecho sin poner atención al libro ‘Memorando’, —tienen una tez clara, y no sólo un propósito distinto, sino ninguno en absoluto; esto es lo que imparte su valor.
Tienen un rango por encima de la oportunidad y comentarios en tanto inconexas de obras literarias y de charla —para estos últimos que no son de poca frecuencia “hablar por el placer de hablar”, ese apresuro a salir de la boca; mientras que las notas marginales a lápiz son deliberadamente, porque la mente del lector desea desahogarse de un pensamiento; —Sin embargo frívolo —sin embargo tonto —por lo trivial —de hecho por supuesto todavía un pensamiento, no sólo una cosa que podría haber sido un pensamiento en el tiempo y en circunstancias más favorables. En las notas al margen, también, nos hablamos a nosotros mismos; Por lo tanto, hablamos contemporáneos —audazmente —originalmente —con abandono —sin presunción. . . .
En línea con la idea de que las restricciones del combustible de pensamiento creativo, Poe afirma que el medio al que las causas en los márgenes que se limitan a nuestras ideas se unen en la cohesión:
La circunscripción del espacio, también, en estos ‘garabatos’, tiene en sí algo más de ventajas que de inconvenientes. Nos obliga (lo difuso de ideas que podemos contemplar clandestinamente), dentro del Montesquieu-ismo, dentro del Tácit-ismo, (aquí les dejo fuera de la observación la parte final de referencia a los “Anales”) – o incluso en Carlyle-ismo – una cosa que me han dicho, es que no debe ser confundido con su afectación ordinaria y mala gramática. Digo “mala gramática”, por pura obstinación, porque los gramáticos (que deberían saber mejor) insisten en lo que no “se debería”. Pero entonces la gramática no es lo que estos gramáticos tendrán; y, al ser meramente el análisis del lenguaje, con el resultado de este análisis, debe ser bueno o malo, justo cuando el analista es sabio o tonto. . . .
En una meditación más tarde, considera Poe —cascarrabias, ‘tiquismiquis’, con una encantadora mezcla de sinceridad y cinismo —de la marginalia el vehículo más necesario: la escritura a mano otra especie gravemente en peligro de extinción en la edad del texto digital. Afirmando que la escritura personal, incluso aunque vaya destinadas sólo para uno mismo, debe responder a los estándares de la época de la etiqueta epistolar, Poe sostiene que la escritura es una ventana a uno de los atributos fundamentales del carácter:
Soy más de mi entera mitad honesto y hablo en serio en todo lo que he dicho siempre sobre el manuscrito, tal como lo reconoce la indicación en carácter.
La propuesta general es incuestionable —que las cualidades mentales tendrán una tendencia a impresionar el MS [manuscrito]. La dificultad radica en la comparación de esta tendencia, como una fuerza matemática, con las fuerzas de las diversas influencias perturbadoras en una mera circunstancia. Pero —dada solo una biografía puramente física a cada hombre, con su maestría, y la biografía moral se puede deducir.
La medida en la práctica real a la que estas ideas son aplicables, no se entiende suficientemente. Por mi parte, yo de ninguna manera he rehuido reconociendo o aceptando como actúo, cada hora, sobre las estimaciones de los caracteres derivados de caligrafía.
Las estimaciones, sin embargo, sobre la que dependo, son principalmente negativas. Por ejemplo, un hombre puede no ser siempre un hombre de genio, o un hombre de gusto, o un hombre de firmeza, o un hombre de cualquier otra cualidad, porque escriba a mano o aquello; sino lógicamente o entonces luego hay MSS. que ningún hombre de firmeza, o del gusto, o de genio, nunca lo hizo o lo puede escribir.
Hay una cierta especie de escritura a mano —y una “elegancia” uno que es bastante, también; aunque me atrevo a describirlo, porque está escrito por unos dos o tres mil de mis amigos personales, —una especie de escritura a mano, digo, que parece pertenecer, como por derecho prescriptivo, al tonto, y que ha sido empleado por cada burro desde los días de Cadmo, —ha sido escrito por cada uno desde la primera vez que a un ganso gris se le dio una pluma.
Ahora, cualquiera que me escriba una carta en este MS., Me debe exigir involucrarme con su ‘composición’ en cualquier situación del momento y de riesgo, así sería entonces sólo en la puntuación de la civilidad común que iba a condescender y mandarle una respuesta.
Nota:
Complementar con Mary Gordon en “la alegría de la escritura a mano” y algunos datos curiosos que se encuentran en los márgenes que estén en libros de segunda mano.
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