“La Duda está demasiado sola para comprender que la fe es su hermano gemelo.” ~Kahlil Gibran
Aunque celebramos la Navidad hace apenas sólo siete días, nuestra sociedad ya pasó a otra cosa. Esto es un reflejo de nuestra cultura. Hay una enorme acumulación a lo que estamos a punto de celebrar. Pero una vez que lo hemos alcanzado, seguimos adelante. No se está disfrutando del momento, no disfrutamos de lo que hemos trabajado tan duro de ganar. Eso es cierto y es para todas nuestras celebraciones, y en especial de Navidad! Descartamos esta gran temporada casi tan rápidamente como el papel con los que se envuelven los regalos.
Es por eso que la liturgia es sin duda alguna “contra-cultural,” lo que refleja una forma más (y mucho más sana) de la vida. Sí, celebramos la Navidad, digo hace siete días, pero no hemos hecho nada más que empezar! Hay tantas cosas sobre la Navidad que todavía tiene que ser tomados en serio y su celebridad.
En la liturgia, hay cinco celebraciones, todas muy importantes: durante la temporada de Navidad. Día de Navidad (incluyendo la víspera de Navidad), la Fiesta de la Sagrada Familia, la solemnidad de María, Madre de Dios (Año Nuevo) La Epifanía del Señor, (significa “manifestación” Jesús se da a conocer) y concluyendo con el bautismo del Señor. Cada una de estas celebraciones resalta un aspecto diferente del misterio de la Navidad, así como se manifiesta desde el nacimiento de Jesús, al comienzo de su legado o ministerio público.
El día de Navidad – nos maravillamos de la ‘palabra hecha carne’ en el mundo, la encarnación. El hijo de Dios nació en la historia humana. Dios se ha hecho uno de nosotros, y nunca se apartará de nosotros. La naturaleza humana que Jesús recibió de María está con Dios por toda la eternidad. Y este misterio responde a la pregunta: ¿Donde encontramos a Dios? en este niño humano llamado Jesús, nacido de María, nacido dentro de circunstancias extremadamente humildes.
En el Evangelio de San Lucas -Con los pastores nos acercamos al pesebre (Belén, representación escultórica del Nacimiento de Jesucristo) y te sorprenderás de todas las maravillas del plan que Dios tiene para ti.
En esta fiesta de la Sagrada Familia, la misma pregunta acerca de dónde encontrar a Dios se responde de nuevo, Jesús nace en la familia humana de María y José. Jesús se crió en el seno de la familia humana. El amor y el cuidado que se encuentra en el ambiente familiar, por lo tanto hay que habilitar al Jesús humano para crecer “en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres” ~Lucas (2:41-52). ¿Entonces, dónde encontramos a Dios? Esta fiesta nos enseña que la presencia de Dios está ante todo en experiencias dentro de la vida familiar. Las experiencias de la familia de amor y cariño, de dar y compartir, de la fidelidad y el sacrificio, el perdón y la reconciliación, todo esto hace que Dios sea real y tangible. Y esta fiesta invita a todas las familias a vivir y ¿por que no? hasta el llamado -potencial de Dios-.
A celebrar la fiesta de la Sagrada Familia, Que Jesús, María y José; ayudan a todas las familias a ser lo que Dios los llama a ser!
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