“Al ayudar a los demás, vamos a ayudarnos a nosotros mismos, para todo lo bueno que damos cierra el círculo y vuelve a nosotros”
~Flora Edwards
Hay actualmente muchas voces en el mundo que compiten por atraer nuestra atención. En este año de elecciones, escuchamos las voces de los candidatos pidiendo apoyo y los comentaristas analizando a detalle cada una de sus palabras.
Escuchamos además a celebridades promocionando su última canción o su más reciente película. Oímos las voces en los comerciales enfatizando con cierta seducción e invitándonos a comprar lo más reciente de los pequeños dispositivos electrónicos o herramienta digitales, que prometen hacer nuestra vida más fácil y más divertida.
También hay voces que nos llegan de todas partes del mundo. Escuchamos las voces de aquellos pocos de la opresión por cierto grupo de dictadores. Escuchamos las débiles voces de niños que lloran hasta quedarse dormidos a causa de los dolores del hambre.
Oímos las voces de protesta y el enojo de tantos millones de seres, privados de la libertad y de la oportunidad. Es difícil clasificar todas esas voces que claman a gritos nuestra atención.
Lógicamente tenemos una invitación frente a nosotros. Sólo que esta invitación es un poco difícil de escuchar o distinguir.
Para principiar, nuestra voz interior no la escuchamos, porque es fácilmente ahogada o ignorada por los estruendos demandantes de todas esas otras voces que quieren ser escuchadas; voces del mundo, de nuestro mundo contemporáneo.
Sin embargo, la tragedia sigue allí. A menos que escuchemos la voz de nuestro interior, a menos que escuchemos la voz de lo que se tiene que decir, no vamos a ser capaces de darle sentido a todas esas otras voces.
Escuchar nuestra voz interior atentamente, nos ayuda a poner esas otras voces en una perspectiva a considerar en un contexto más claro. Al prestar atención a nuestra voz interior, nos permitimos dar mayor prioridad a todas aquellas otras voces.
Tal vez, la voz de nuestra bondad nos puede llevar de una forma más segura, a través de la gran confusión y de los desafíos de nuestro tiempo, a una vida más significativa en la tierra y la plenitud de que una mejor forma de vida por venir.
“Tu trabajo en la vida es encontrar tu propósito y luego, entregarte con todo tu corazón y el alma a él.” ~ Buddha
La buena voluntad hacia las personas que nos rodean, puede crear definitivamente un cambio muy significativo, ya lo dice la frase en inglés: “Pay it Forward” (The movie). La idea es que si usted recibe un favor, usted no tendrá que pagar a la persona que le hizo el favor, sino hacer un favor a otra persona. O, en su caso, “la ley del boomerang,” que es como la ley del karma o la ley de la atracción, toda acción tiene un efecto. Si obras mal, seguro algo malo vendrá para ti, pero si todo lo que haces al menos es congruente, con sentido común y sobre todo, como buen ser humano, pues tendrás cosas buenas de la vida. En lo personal, también creo que lo que hacemos se nos regresa, para bien o para mal. Ojo con lo que hacemos.
Por eso, es bueno incrementar al mil nuestras buenas acciones y pensar cómo podemos contribuir conscientemente a nuestro alrededor, a nuestra comunidad y luego, como consecuencia, al mundo.
Así es que cuando puedas, no lo olvides y date tus momentos para discernir tu intención a cada día. Cuando puedas dedícate un momento a solas, baja el volumen de la tu iPod, apaga tu tele, sintoniza y descubre. Sube la voz de tu maestro interior. Sigue sus instrucciones. Date tu espacio y da espacio a tus ideas. Haz algo bueno para ti y para tus amigos, familiares, etc, etc.
Lee, piensa, comparte y opina.