“Yo vivo en España, los premios Óscar, son algo que pasan en la TV en Domingo por la noche. Básicamente ya muy tarde. No los ves, solo acabas por leer la noticia después, para saber quien ganó o quien perdió.” ~Javier Bardem.
Con la clausura de los “Premios de la Academia” o “Premios Óscar” hace unas semanas, también podemos dejar atrás las discusiones interminables acerca del por qué ciertas películas o individuos no ganaron el codiciado “Óscar.”
Muy a menudo, el paso del tiempo es un árbitro mucho mejor acerca del por qué ciertas películas no fueron realmente los mejores. Esto me lleva a una película la cual ha resistido esta prueba y ahora se considera una de las mejores películas que jamás se ha hecho, a pesar de que nunca se ganó una adjudicación al premio como “Mejor Película.”
Me estoy refiriendo a “Los Diez Mandamientos,” que fue lanzada el 5 de octubre de 1956 por Paramount Pictures. Que la mayoría de nosotros hemos visto más de una vez.
Una escena clave en esta película refiere que mientras Moisés cuidaba las ovejas de su suegro, vio una zarza que parecía ser quemada, pero no era consumida por las llamas. A medida que se acercaba a la zarza ardiente, Moisés oyó la palabra de Dios: “¡Moisés, Moisés … No te acerques más, quítate tus sandalias, porque estás pisando tierra sagrada.” Dios continuó hablándole a Moisés, “He escuchado los lamentos de mi pueblo en Egipto. Conozco su dolor y sufrimiento en manos de los egipcios. He venido a ayudarlos a ser liberados de Egipto y a que vengan a una tierra buena donde fluye leche y miel. Es tiempo de que regreses. Te estoy enviando al faraón para que saques a mi pueblo, el Pueblo de Israel, fuera de Egipto.”
Dios se manifestaría en varias ocasiones en la lucha para que el Faraón dejara salir a los israelitas de Egipto, y en el largo viaje por el desierto que culminó con la entrega de los “Diez Mandamientos” en el Monte Sinaí, así como su entrada en la Tierra Prometida.
Durante estas manifestaciones para acercarse a Dios entonces sería pisar tierra santificada por la propia presencia de Dios. Esta presencia de Dios se centra en el Arca de la Alianza que contenía las tablas de los Diez Mandamientos y en el Templo en Jerusalén, donde finalmente albergaba el Arca y por lo tanto se convirtió en un lugar de la presencia de Dios. Todos los que se atreven a acercarse a esta Presencia Divina tuvieron que hacerlo con temor y reverencia.
Mientras que algunas partes esenciales son fieles a la narración bíblica, gran parte de las piezas finales del Éxodo y Deuteronomio son extirpados, y mucho de parte de los guionistas de Hollywood, tuvieron que llenar los espacios en blanco, con triángulos románticos y melodrama.
Parte del atractivo de “las epopeyas bíblicas” era que podían salirse con la suya que representa algo muy intenso (por el momento) la violencia y la sensualidad, el tiempo que estuvo en el contexto del pecado e inevitablemente castigado por el cielo.
Este no fue lo peor, o como un delincuente – en realidad hay escenas – de libertinaje, que lo muestran como más tonto que sexy – pero eso es algo a tener en cuenta.
¿Cuál es la historia?
En este épico de Cecil B. DeMille, un bebé hebreo, es el salvador profetizado de los judíos esclavizados, se le adoptó en secreto en la casa real poderosa de Egipto. Creció noble, humano y caballeroso, el joven príncipe Moisés (Charlton Heston) es el sucesor preferido y elegido del envejecido faraón. Moisés compite con su altivo medio hermano Ramsés (Yul Brynner) por una princesa egipcia sensual. Pero cuando Moisés descubre sus orígenes, de buena gana se convierte en un esclavo como todos los otros hebreos, y finalmente se le envió al exilio. Contactado personalmente por Dios, Moisés vuelve a Egipto y libera a su pueblo, los israelitas. Al principio, Moisés actúa como activista político y libertador de esclavos-que desdeña el Dios hebreo, un poco como distante e indiferente a la esclavitud de sus pueblos. Pero una vez que conoce a Dios, los mensajes más espirituales surgen, culminando en estupendos efectos especiales con la separación del Mar Rojo y la entrega de los Diez Mandamientos en el Monte Sinaí.
Lee, piensa y opina…Share.