Los Sentimientos y las Emociones

Publicado 23 Feb 2012, 2:35 pm

Las emociones son reacciones psicofisiológicas que representan modos de adaptación a ciertos estímulos ambientales o de uno mismo, según Wikipedia.

Psicológicamente, las emociones alteran la atención, hacen subir de rango ciertas conductas guía de respuestas del individuo y activan redes asociativas relevantes en la memoria.

Fisiológicamente, las emociones organizan rápidamente las respuestas de distintos sistemas biológicos, incluidas las expresiones faciales, los músculos, la voz, la actividad del SNA y la del sistema endocrino, a fin de establecer un medio interno óptimo para el comportamiento más efectivo.

Conductualmente, las emociones sirven para establecer nuestra posición con respecto a nuestro entorno, y nos impulsan hacia ciertas personas, objetos, acciones, ideas y nos alejan de otros. Las emociones actúan también como depósito de influencias innatas y aprendidas, y poseen ciertas características invariables y otras que muestran cierta variación entre individuos, grupos y culturas.

El sentimiento es el resultado de una emoción, a través del cual, la persona que es consciente tiene acceso al estado anímico propio. El cauce por el cual se solventa puede ser físico y/o espiritual. Forma parte de la dinámica cerebral del ser humano, que le capacita para reaccionar a los eventos de la vida diaria al drenarse una sustancia producida en el cerebro, al mismo.

Las emociones son un conjunto complejo de respuestas químicas y neuronales que forman un patrón distintivo. Estas respuestas son producidas por el cerebro cuando detecta un estímulo emocionalmente competente, es decir, cuando el objeto o acontecimiento, real o rememorado mentalmente, desencadena una emoción y las respuestas automáticas correspondientes. Las respuestas provienen tanto de los mecanismos innatos del cerebro (emociones primarias) como de los repertorios conductuales aprendidos a lo largo del tiempo (emociones secundarias).

Los sentimientos, en cambio, son la evaluación consciente que hacemos de la percepción de nuestro estado corporal durante una respuesta emocional. Los sentimientos son conscientes, objetos mentales como aquellos que desencadenaron la emoción (imágenes, sonidos, percepciones físicas). Las emociones que no se perciben como sentimientos son inconscientes y, sin embargo, pueden tener efecto sobre nuestras conductas.

Las personas piensan porque sienten?

Es común la idea de que, cuando la mente humana entra en acción, en primer lugar se forma el pensamiento. Pero, en una franja más profunda que aquella en que se forma el pensamiento, surge el sentimiento, que genera el pensamiento. La fuerza creativa no se acciona directamente por el pensamiento. Toda acción creativa es resultante de un sentimiento. Por tanto, los sentimientos desempeñan un papel muy importante, porque son ellos los que accionan todos los pensamientos y la materialización de los actos.
 
 

La Mente Subconsciente es la sede de todas las emociones, de todos los sentimientos. La Mente Consciente es tan sólo un área mental en que quedan registradas las emociones y los sentimientos ya experimentados.

 
 
Esta es la razón por la cual las emociones y los sentimientos grabados en la Mente Subconsciente se manifiestan con tanta fuerza. Y, llega el momento en que es fundamental diferenciar las emociones de los sentimientos, pues hay mucha confusión. En realidad, emociones y sentimientos caminan muy cerca unos de otros. Incluso porque afloran desde el mismo punto de la mente, el subconsciente, aunque las emociones sean más primitivas, instintivas, carentes de cierta censura, mientras que los sentimientos son emociones que ya han pasado por filtros conscienciales y espirituales.

La gran diferencia está en el proceso evolutivo del individuo, o sea, si él acepta ser movido: por los instintos y la irracionalidad (emoción) ó bien por la espiritualidad, asumiendo su libre albedrío y todas sus consecuencias (sentimientos).

La emoción es un estado afectivo intenso, muy complejo, proveniente de la REACCIÓN, al mismo tiempo mental y orgánica, bajo la influencia de ciertas excitaciones internas o externas. En la emoción existe fuerte influencia de los instintos, de las inferioridades y de la no racionalidad.

El sentimiento se distingue básicamente de la emoción por estar revestido de un número mayor de elementos intelectuales y racionales. En el sentimiento ya existe alguna elaboración en el sentido de entender y comprender. En el sentimiento ya tiene lugar cierta aproximación a la reflexión y al libre albedrío, a la espiritualidad y a la racionalidad o evolución humana.
 

Existe una gran controversia a la hora de “etiquetar” lo que sentimos, en concreto acerca de la diferencia entre las emociones y los sentimientos.

 
Lo que sentimos es para nosotros una fuente de información interna que guarda relación con la satisfacción o no de las necesidades y deseos, en la situación en la que nos encontramos en un momento dado. Las emociones nos movilizan y nos informan, y cuando se integran con la razón, nos hacen más sabios de lo que somos cuando utilizamos sólo nuestro intelecto. Las emociones proporcionan una fuente rica de información sobre nuestras reacciones ante las situaciones. Por ello es muy importante: sentir y darnos cuenta de lo que sentimos. Cuando sentimos algo, se moviliza una gran cantidad de energía física y psicológica, que experimentamos algunas veces como tensión, y que el organismo pone a nuestra disposición para realizar las acciones oportunas con el fin de reducir la tensión física y emocional. Reconocer y expresar lo que sentimos nos permite conocernos mejor a nosotros mismos y a los demás, mejorando notablemente la comunicación.

Las emociones las sentimos al tomar conciencia de la situación en la que nos encontramos. La emoción está relacionada con la acción. Las emociones nos ponen en movimiento, nos hacen actuar. Las emociones son el resultado de la combinación de procesos afectivos e intelectuales.

Las emociones surgen habitualmente como respuesta a un acontecimiento externo o interno que provoca en el organismo un estado de excitación o perturbación que lo predispone a dar una respuesta. La emoción es algo innato: desde su nacimiento todos los individuos la poseen, y cada una de las cuatro emociones básicas es una constante en nuestra constitución, aunque eventualmente podamos mantener callada alguna de dichas emociones, no las podremos erradicar de nuestro ser. Las emociones son necesariamente positivas, puesto que hasta la rabia, el miedo o la tristeza aseguran nuestra supervivencia y adaptación frente a los problemas de la existencia; claro está, siempre y cuando las expresemos.

Las emociones se clasifican en primarias o básicas, que son las que estarían programadas genéticamente, es decir, son innatas; y secundarias, que serían producto del aprendizaje.

Las emociones primarias son cuatro: ALEGRÍA – TRISTEZA – RABIA – MIEDO que serían las que desempeñarían un papel fundamental en el mantenimiento de la supervivencia.
 
ALEGRÍA: Emoción que vivimos al obtener una ganancia, beneficio o logro de algo positivo para nuestro desarrollo.
   
TRISTEZA: Emoción que vivimos ante una perdida, privación, destrucción, abandono o fracaso de algo.
   
RABIA: Emoción que vivimos cuando se percibe la agresión a un derecho, se experimenta impotencia o cuando se comete una equivocación que podría haberse evitado.
   
MIEDO: Emoción que se vive cuando se percibe una amenaza.
 

SENTIMIENTOS: Los sentimientos guardan relación con las personas.

El sentimiento es algo que nuestra personalidad aprende, el resultado de la cristalización y elaboración de varias emociones. En este paso de elemento simple a elaborado, el sentimiento pierde su carácter necesariamente positivo. Un determinado sentimiento puede ser negativo (los celos, el odio), y expresado tal cual no cambiará nada. Si las emociones son universales, la composición y el espectro de un sentimiento varía de un individuo a otro (se puede no conocer el sentimiento de los celos, o poseer poca capacidad de compasión).

Al aceptar los sentimientos, es importante poder reconocer que, aunque mejoran la preparación para actuar, no son conductas. Así, sentirse enfadado o molesto no es lo mismo que ser agresivo. Los sentimientos implican que uno experimenta sensorialmente y se organiza para acciones concretas, mientras que resolver implica que uno actúa en el mundo. Los sentimientos constituyen una experiencia subjetiva; las conductas son externas y están sujetas a la regulación social. Los problemas emergen cuando se confunden sentimientos y conductas. Cuando las personas intentan hacer que sean sus sentimientos y no sus conductas las que se conformen según las normas sociales, es cuando comienzan a quedar envueltos en automanipulaciones y autocoerciones que no son saludables. Para que las personas puedan negociar con los sentimientos no deseados, en lugar de tratar de controlarlos, necesitan llegar a ser conscientes de aquello que están haciendo y que les mantiene atascados en un mismo sentimiento, de cómo están interrumpiendo el proceso natural de surgimiento y terminación.
 
Por ejemplo son sentimientos: amor, odio, compasión, gratitud, respeto, admiración, confianza, esperanza, orgullo, altruismo, desprecio, celos, pena, duelo.
 
Uno de los problemas emocionales más comunes es la dificultad para nombrar lo que se siente.

Noto a menudo que a las personas jóvenes les cuesta pasar el tránsito de contar “qué les pasa” a describir “cómo se sienten” o “qué sienten“. El paso de lo concreto de las situaciones a lo abstracto de las emociones se les hace difícil: por un lado sus sentimientos son confusos e incluso contradictorios y, por otro, creo que echan en falta un vocabulario bien definido que les ayude a manifestar con más precisión sus sentimientos. Y en los jóvenes de manera significativa son las emociones (la propia palabra lo dice) lo que les mueven. Habrá que dotarlos de recursos, habrá que ayudarlos para que puedan contar lo que sienten, esto es, a desarrollar su competencia comunicativa emocional (distinguir y reconocer las emociones en nosotros y en los demás por lo que se dice y el tono y la expresión facial, sobre todo con que se dice, y saber expresarlas.

En la actualidad, la investigación científica sobre las emociones es uno de los campos más activos y prolíficos. Atrae la atención no solo de psicólogos sino también de investigadores de diversas disciplinas, como neurocientíficos, biólogos, sociólogos y economistas. Las numerosas publicaciones, revistas y libros especializados sobre el tema constituyen una verdadera eclosión en el mundo científico y académico.

Después de leer bastante, he llegado a la conclusión de que emoción es aquello que sentimos antes de pensarlo, que tiene un correlato fisiológico y que compartimos con los animales. Tiene, pues, que ver con la parte más antigua del cerebro. Otra de sus características es que, si nos permitimos sentirlas, son intensas pero no duran mucho.

En los sentimientos las sensaciones físicas no son tan claras. Interviene más lo cognitivo (cerebro reciente). Hay muchas, muchísimas, y muchos matices: enojo, contento, gozo, melancolía, desasosiego, añoranza, cautela, indignación, interés. Se diferencian también de las emociones en que son duraderos en el tiempo.
 
Nuestro corazón acoge un sin número de sentimientos, los mismos que reaccionan ante miles de emociones; pero siempre hay algo más que queda pendiente. Algo que nuestra mente no puede descifrar pero el corazón lo siente. Las emociones nos llevan a ilusiones, a falsas expectativas, a la distorsión de la realidad. De esta forma, quedan comprometidos el discernimiento y la capacidad de juicio. Falta la luz de la evolución espiritual. Por otra parte, los sentimientos nos hacen crecer, expandir, hacia la conquista de la paz.
   
 

El sentimiento más verdadero es la comprensión, es el perdón. Es lo que nos deja una sensación de paz.